
Expertos advierten que la preparación ante un posible tsunami sigue siendo deficiente, especialmente en zonas como Viña del Mar.
Una serie de sismos de diversa magnitud se registraron este domingo 4 de mayo frente a las costas de El Tabo, configurando lo que expertos califican como un enjambre sísmico: una sucesión de movimientos telúricos en una zona acotada y en un breve lapso de tiempo.
El primer temblor se produjo a las 07:55, con una magnitud de 3,8, seguido por otros eventos de 4,3; 4,8; 2,6 y 3,7 grados en la escala de Richter, todos ocurridos entre las 10:25 y las 13:12. Según datos del Centro Sismológico Nacional de la Universidad de Chile, los epicentros se ubicaron entre 52 y 60 kilómetros al oeste de El Tabo, con profundidades entre los 32 y los 41 kilómetros.
Marcos Cisterna, profesor e investigador del Instituto de Geografía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, explicó que estos eventos «son una cuestión totalmente normal en nuestro país. Son parte de la naturaleza geológica de nuestro país, donde dos placas se encuentran, las placas son los grandes pedazos de corteza terrestre».
Cristian Farías, doctor en geofísica y académico de la Universidad Católica de Temuco, señaló: «En estos días hemos visto una seguidilla de sismos en la Región de Valparaíso. Es cierto que han sido algo más frecuentes, pero este tipo de situaciones ocurre de vez en cuando y no necesariamente es algo extraordinario. Por el momento, no hay señales que indiquen algo mayor, aunque, como siempre, es importante seguir observando su evolución».
El investigador advirtió sobre un riesgo latente: «Existe la posibilidad de que ocurra un terremoto significativo en la Región de Valparaíso. Esto se debe a que toda la zona comprendida entre La Serena y Concepción vivió un gran terremoto en 1730. Desde entonces, las placas tectónicas han seguido acumulando energía».
El académico también enfatiza en la necesidad de repensar los actuales planes de evacuación ante la amenaza de un eventual tsunami, advirtiendo que muchas zonas costeras, como Viña del Mar, no tienen rutas de escape eficaces. «Desde el sector del casino de Viña del Mar no se llega a tiempo caminando antes de que llegue el mar. Y usar el auto no es opción», precisa.