
Se trata de Alejandro Arredondo Bustamante, de 54 años, quien murió producto una falla multiorgánica.
El pasado 25 de abril falleció Alejandro Arredondo Bustamante, de 54 años, producto una falla multiorgánica. El hombre sufrió quemaduras graves y de consideración durante el megaincendio del 2 y 3 de febrero de 2024, por lo que el abogado de las víctimas del siniestro, Felipe Olea, apunta a que sería la víctima 139 que dejó la emergencia.
Al respecto, la seremi de Justicia y Derechos Humanos de Valparaíso, Paula Gutiérrez Huenchuleo, comentó: “Frente a la posible victima 139 del Megaincendio de 2024 en Viña del Mar y Quilpué, que correspondería a un vecino del sector de Achupallas, es necesario indicar que el fallecimiento a consecuencia de su afectación en el Megaincendio es parte del análisis que debe instruir el Ministerio Público, tal como lo ha hecho en otras ocasiones, al tomar conocimiento de un deceso, teniendo en consideración la ficha clínica y otros antecedentes médicos relevantes que pudiesen existir, por lo que por ahora se espera el resultado de este análisis que permita confirmar lo indicado por el abogado patrocinante”.
Desde la misma secretaría, aclararon que «la cifra oficial de fallecidos se mantiene en 136 víctimas identificadas y una muerte presunta. Además, actualmente, existen dos posibles nuevas víctimas. La primera, en procesos de análisis y, la segunda, correspondiente a don Alejandro Arredondo Bustamante, cuyo caso se encuentra a la espera del análisis que debe instruir el Ministerio Público».
Fueron quemaduras en sus piernas las que nunca cicatrizaron, según relató su esposa Erika Leyton.
“Después del incendio quedó con apnea del sueño y necesitaba una máquina para respirar, pero no nos la entregaron porque mi casa se quemó y no reunía las condiciones… y porque sería una pérdida para el gobierno entregar una máquina tan cara si vivíamos en esas condiciones”, señaló la viuda.
La misma esposa, comentó que fue hospitalizado en reiteradas ocasiones por infecciones y complicaciones cardíacas, hasta que, finalmente, fue dado de alta sin el equipamiento médico que necesitaba para seguir respirando. Murió esa misma noche.
“Yo le pedí a la asistente social que lo trasladaran a un hogar para que pudieran darle los cuidados necesarios, pero respondieron que no se podía, porque era joven para estar en un hogar. Finalmente, ni siquiera lo trajeron en ambulancia: llegó a casa en un colectivo, apenas podía caminar. Esa misma noche falleció de un paro cardíaco fulminante”, relató Leyton.
El abogado de la familia, Felipe Olea, fue enfático en señalar que este no es un caso aislado: “Este hombre es una víctima más del megaincendio. No murió el 2 de febrero, pero falleció meses después por las secuelas directas de esa tragedia”.
“Lo devolvieron a una casa sin techo, sin atención, sin máquina para respirar, sabiendo que dependía de ella para vivir. El Estado no solo le falló cuando ardía su casa, también le falló después, cuando más lo necesitaba», sentenció el jurista.